A principios de 2024 está prevista la aprobación en el Parlamento Europeo de la Green Claims Directive. Esta normativa va a suponer un hito en la lucha contra el greenwashing, ya que hasta ahora no se penalizaban a nivel legal prácticas como esta, solo a través de normativas más genéricas. Además, se verá también reforzada por el Reglamento sobre Ecodiseño de Productos Sostenibles, que pretende ser aprobado por la Comisión Europea durante el mismo período y que incorporará requisitos de diseño ecológico a los productos europeos con el fin de mejorar su sostenibilidad ambiental.
Este hito se enmarca dentro de una de las principales vías de actuación de la Unión Europea, debido a la creciente preocupación sobre los desafíos medioambientales. De hecho, existe un consenso creciente y claro entre los agentes sociales de que el cambio climático es el riesgo global más importante de la actualidad. Sin embargo, según datos de la Comisión Europea, más del 50% de las declaraciones medioambientales examinadas por la UE son engañosas. Es por ello, que este hecho supone un gran avance en el ámbito de la sostenibilidad y que no solo beneficia al medio ambiente, sino también a los consumidores.
¿Pero qué es el greenwashing y qué supone esta nueva normativa?
Según la ONU: “El greenwashing debilita los esfuerzos creíbles para reducir las emisiones y hacer frente a la crisis climática. El greenwashing engaña a los consumidores, a los inversores y a la opinión pública mediante técnicas de marketing engañosas y falsas afirmaciones de sostenibilidad, lo que socava la confianza, la ambición y la acción necesarias para lograr un cambio global y garantizar la sostenibilidad del planeta.”
Es una mala práctica que por desgracia cada vez es más común ejercer, que promueve una visión superficial, centrándose solo en el marketing verde y no en las soluciones reales que pueden generar cambios sustanciales a nivel sostenible. Lo que supone graves efectos negativos para la sociedad. En concreto, puede llevar a impactar en la confianza del consumidor al sentirse engañado con su compra, además de perjudicar a la lucha contra el cambio climático al confundir a los consumidores y dificultar la toma de decisiones informadas.
Con esta nueva normativa, los productos y compañías deberán cumplir con ciertos requisitos estrictos a la hora de alardear de la protección medioambiental, estableciendo estándares claros que no atenten contra el consumidor, ni contra el medio ambiente. Entrarían en vigor normas claras y transparentes sobre la información sostenible de las empresas que se pondrían a disposición de los consumidores e inversores Por ahora, necesita la aprobación final, pero en caso de hacerse realidad, los países miembro de la Unión Europea tendrán 2 años para adaptarse a sus propios sistemas legales.
Esta directiva se enmarca en el Pacto Verde europeo, sus políticas, acciones y normas, debiendo las empresas ser muy cuidadosas a la hora de elaborar sus reportes de sostenibilidad bajo las directivas CSRD, CSDD y reglamentos NFDR, SFDR y ESRS, entre otras disposiciones.
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